“El domingo por la mañana, muy temprano, antes de salir el sol, María Magdalena se presentó en el sepulcro. Cuando vio que había sido robada la piedra que tapaba la entrada, se volvió corriendo a la ciudad para contárselo a Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús tanto quería.” (Jn 20,1-2)
Es Domingo de Resurrección,
un resplandeciente día
a la ciudad de la Dama acaricia,
el final de la Semana Mayor ya se adivina.
Cristo, Nuestro Señor, ha vencido a la muerte,
su victoria es la de Dios y el triunfo del amor.
“Al asomarse al interior vio que las vendas de lino estaban allí; pero no entró. Siguiéndole los pasos llegó Simón Pedro que entró en el sepulcro, y comprobó que las vendas de lino estaban allí. Estaba también el paño que habían colocado sobre la cabeza de Jesús, pero no estaba con las vendas, sino doblado y colocado aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro. Vio y creyó.” (Jn 20,5-8)
Hasta algunos discípulos, como el apóstol Tomás, tuvieron que ver para creer: “−¿Crees porque me has visto? Dichosos los que creen sin haber visto.” (Jn 20,29) Ojalá y nosotros seamos integrantes de ese gran grupo que conforman los dichosos que no precisan ver para creer y que les basta sólo con la fe.
Entre esos dichosos
se encuentran nuestros jóvenes,
aquellos que conforman la cantera cofrade,
el relevo generacional, la savia nueva,
la renovación de la sangre.
A Cristo Resucitado
procesionan estos jóvenes horquilleros
que, por supuesto, no precisan ver para creer,
puesto que les basta con su profunda fe.
En una mañana de primavera,
de Domingo de Pascua,
la fe en sus corazones
arde como en el fuego el ascua,
mientras sus ilusiones
batientes en espera
se desparraman sobre Baza
como una estela
de juventud cofrade con sangre nueva.
Con un refrescante presente
son obsequiados nuestros jóvenes cofrades.
Ese delicioso polo de “Los Valencianos”,
que Javi les entrega como muestra de gratitud
a su buena labor cofrade y horquillera,
una tradición muy bastetana y entrañable.
Jóvenes que nadie os engañe,
que lo cofrade es nuestra cultura.
El Amor a Dios, nuestra fe.
La Iglesia nuestra madre.
La Virgen María, nuestro amparo y guía.
Sí, mis queridos jóvenes,
sabed y tenedlo siempre presente
que todo esto es la esencia de la cofradía.
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