martes, 10 de abril de 2018

El próximo 14 de abril se celebrará el II Jornada Diocesana de las Familias


“Familia, escuela convivencia y amor” es el lema bajo el que se presenta la II Jornada de las Familias que ha convocado la Diócesis de Guadix para el próximo 14 de abril. Tendrá lugar en el centro Diocesano de Espiritualidad de la ciudad accitana, de 10:30 h. a 14:00 h. Están invitadas todas las familias de la Diócesis que quieran vivir una jornada de reflexión y ayuda en torno a las enseñanzas del papa Francisco en su exhortación Amoris Laetitia. 


La educación de los hijos es una preocupación de todos los padres, sobre todo en el tiempo presente en el que no es una tarea fácil. Para ayudar a preparar este encuentro, desde el Secretario de Familia y Vida se ofrece un material preparado por la comisión permanente del Consejo Diocesano de Enseñanza. Se puede ver pinchando en este enlace.

Los textos que aparecen en la proyección son los siguientes:

Los padres siempre influyen en el desarrollo moral de sus hijos. Por eso es necesario que lo realicen de un modo consciente, entusiasta, razonable y apropiado 

Importancia del papel de la Familia en la Educación: Promover la libertad responsable, con sentido e inteligencia. Su vida y la de su comunidad está en sus manos.


EDUCACIÓN EN LA FE
El hogar, la familia debe ser el lugar donde se enseñe a percibir las razones de la FE, a rezar y a servir al prójimo.

Los padres son instrumentos de Dios para la maduración y desarrollo de la fe de sus hijos. Por tanto los padres también deben buscar y vivir la experiencia real de confiar en Dios, de buscarlo y sentir que lo necesitan.

Los padres y madres deben ser sujetos activos de la catequesis, tomando conciencia de su misión evangelizadora dentro de su propia familia. 

La familia no puede renunciar a ser guías para sus hijos. 
Corresponde a los padres el hecho de vigilar, orientar y prevenir para evitar riesgos.

(AL261.) Pero la obsesión no es educativa, y no se puede tener un control de todas las situaciones por las que podría llegar a pasar un hijo. Aquí vale el principio de que «el tiempo es superior al espacio»[291].Es decir, se trata de generar procesos más que de dominar espacios. 

La educación tiene dos caras: una negativa, esférica, que tiende a diluir las identidades y a uniformar y otra positiva, poliédrica, que respeta la identidad de cada uno manteniendo la identidad en la diversidad. (Discurso de Bergoglio, 2007)

Educación Moral o Ética de los hijos.
El Testimonio y el ejemplo son básicos.
Desarrollo de hábitos- Libertad- Sanción como estímulo.
Corrección.
Disciplina, que no son sólo deberes también hay derechos.
La libertad requiere conocer estímulos, sola no garantiza la madurez.


FAMILIA, ESCUELA DE CONVIVENCIA Y AMOR.
(AL 294). Una imagen fuerte de lo que implica «hacerse cargo de los deseos» la presenta en «lo que hizo Jesús con la samaritana (cf. Jn 4,1-26): dirigió una palabra a su deseo de amor verdadero, para liberarla de todo lo que oscurecía su vida y conducirla a la alegría plena del Evangelio.


(AL 271.) La educación moral implica pedir a un niño o a un joven sólo aquellas cosas que no le signifiquen un sacrificio desproporcionado, reclamarle sólo una cuota de esfuerzo que no provoque resentimiento o acciones puramente forzadas. 
La familia como contexto educativo.

Debemos apoyar a las familias a través de la catequesis de la Iniciación: Alianza entre Familia y Comunidad Cristiana. Importancia de la Escuela Católica.
El deseo de adaptarse a la sociedad, o el hábito de renunciar a una satisfacción inmediata para adaptarse a una norma y asegurarse una buena convivencia, es ya en sí mismo un valor inicial que crea disposiciones para trascender luego hacia valores más altos. 


(AL 270.) Lo fundamental es que la disciplina no se convierta en una mutilación del deseo, sino en un estímulo para ir siempre más allá. ¿Cómo integrar disciplina con inquietud interior? 

Importancia del papel de la Familia en la Educación: Promover la libertad responsable, con sentido e inteligencia. Su vida y la de su comunidad está en sus manos. Preguntarse dónde están los hijos de manera existencial, no sólo física. ¿En qué parte del camino están?


(AL. 16) La familia es el lugar donde los padres se convierten en los primeros maestros de la fe para sus hijos. Es una tarea artesanal, de persona a persona. 

De cualquier modo, no se pueden ignorar los riesgos de las nuevas formas de comunicación para los niños y adolescentes, que a veces los convierten en abúlicos, desconectados del mundo real. Este «autismo tecnológico» los expone más fácilmente a los manejos de quienes buscan entrar en su intimidad con intereses egoístas.


(AL 262.) Si la madurez fuera sólo el desarrollo de algo ya contenido en el código genético, no habría mucho que hacer. La prudencia, el buen juicio y la sensatez no dependen de factores meramente cuantitativos de crecimiento, sino de toda una cadena de elementos que se sintetizan en el interior de la persona; para ser más exactos, en el centro de su libertad. 

Es inevitable que cada hijo nos sorprenda con los proyectos que broten de esa libertad, que nos rompa los esquemas, y es bueno que eso suceda. La educación entraña la tarea de promover libertades responsables, que opten en las encrucijadas con sentido e inteligencia; personas que comprendan sin recortes que su vida y la de su comunidad está en sus manos y que esa libertad es un don inmenso.

El camino ordinario es proponer pequeños pasos que puedan ser comprendidos, aceptados y valorados, e impliquen una renuncia proporcionada. De otro modo, por pedir demasiado, no logramos nada. La persona, apenas pueda librarse de la autoridad, posiblemente dejará de obrar bien.

Sabemos que a veces estos recursos alejan en lugar de acercar, como cuando en la hora de la comida cada uno está concentrado en su teléfono móvil, o como cuando uno de los cónyuges se queda dormido esperando al otro, que pasa horas entretenido con algún dispositivo electrónico. En la familia, también esto debe ser motivo de diálogo y de acuerdos, que permitan dar prioridad al encuentro de sus miembros sin caer en prohibiciones irracionales.

La formación moral debería realizarse siempre con métodos activos y con un diálogo educativo que incorpore la sensibilidad y el lenguaje propio de los hijos. Además, esta formación debe realizarse de modo inductivo, de tal manera que el hijo pueda llegar a descubrir por sí mismo la importancia de determinados valores, principios y normas, en lugar de imponérselos como verdades irrefutables.

Hay que saber encontrar un equilibrio entre dos extremos igualmente nocivos: uno sería pretender construir un mundo a medida de los deseos del hijo, que crece sintiéndose sujeto de derechos, pero no de responsabilidades. El otro extremo sería llevarlo a vivir sin conciencia de su dignidad, de su identidad única y de sus derechos, torturado por los deberes y pendiente de realizar los deseos ajenos.


¿Cómo hacer para que la disciplina sea límite constructivo del camino que tiene que emprender un niño y no un muro que lo anule o una dimensión de la educación que lo acompleje? ¿Dónde apagan su sed los jóvenes? ¿De qué tienen sed? El educador los espera ahí, en sus deseos, no para mutilarlos sino para ir siempre más allá.

Si un padre está obsesionado por saber dónde está su hijo y por controlar todos sus movimientos, sólo buscará dominar su espacio. De ese modo no lo educará, no lo fortalecerá, no lo preparará para enfrentar los desafíos. 
La oración en familia y las expresiones de piedad popular pueden tener una gran fuerza evangelizadora.

Transmitir esta fe a los hijos, ayuda a la familia a ser evangelizadora y también a todo su entorno.La familia se convierte en sujeto de la acción pastoral mediante el anuncio explícito del Evangelio y a través de: Espíritu pedagógico. La familia como contexto educativo y ámbito vital.

Familia como 1ª Educadora, como modelo de cómo educar.

0 Comentarios:


¡¿Te gusta este blog?!