El siguiente soneto lo ha compuesto Pablo Rodríuez, párroco de Darro con motivo de las fiestas patronales del pueblo en honor de la Stma. Virgen del Amparo y San Tiburcio, que tendrá lugar los días 2 y 3 de octubre. Está dedicado Gerardo Diego insigne poeta de la Generación del 27 que cumplirá el 120 aniversario del nacimiento justamente el día de la fiesta del patrón San Tiburcio.
Soneto a San Tiburcio
mártir y patrón de Darro
A Gerardo Diego en el 120 aniversario de su nacimiento
Sopla ya Octubre y fresca se levanta
la brisa harana con rumor de ocaso.
Suenan tambores, van marcando el paso
al bravo militar de vida santa.
Gladíolo pluvial, flor sin retraso,
tu espada de martirio y fama tanta
el alma aclara y bienhechora espanta
con cristales de Abril el cielo raso.
Ante las cumbres que hacia el norte eleva,
blancura y manantial, Sierra Nevada
llegó, Tiburcio, el eco de tu historia.
Amigo fiel de Dios, a ti te lleva
entre caliza y mies la villa aurada
siempre en su corazón y en su memoria.
D. Gerardo Diego Cendoya (Santander 1896 – Madrid 1987) ha sido uno de los poetas contemporáneos que más y mejor se ha ocupado de un género tan difícil (y tan marginado en los tiempos modernos) como la poesía religiosa, que constituye una parte notable de su obra. Fue capaz de escribir poemas religiosos en una época tan difícil como la de la Segunda República, cuando tantos artistas menospreciaban la temática religiosa considerándola un residio de épocas pretéritas y ya superadas; y fue capaz también de escribir buena poesía religiosa en una época, la dictadura franquista, en que la abundancia de la misma no corría pareja con su calidad.
Obras como Viacrucis (escrito en 1924 durante unos ejercicios espirituales, y publicado en 1931, y de nuevo en 1956 en edición aumentada), o el compendio de su poesía religiosa Versos Divinos (escrito entre 1924 y 1970, y publicado en 1971) nos revelan a un hombre de profunda fe católica que es capaz de verter con maestría su experiencia religiosa al lenguaje poético que dominaba. Algunos de sus poemas, a pesar de no ser técnicamente himnos, fueron incorporados por la Iglesia española al himnario de la edición de 1981 de la Liturgia de las Horas, y todavía hoy son familiares a cualquiera que ore con el Oficio Divino: Dame tu mano, María, la de las tocas moradas...
La poesía religiosa de Gerardo Diego se encuadra fundamentalmente dentro de una de las dos líneas maestras que sostienen su producción literaria: la llamada poesía relativa (poesía nacida de la realidad y directamente vinculada a ella), que es la alternativa o complemento a la poesía absoluta, aquella poesía autónoma, apoyada solamente en sí misma y sólo indirectamente relacionada con el mundo real. En ambas tendencias supo brillar Gerardo Diego en una combinación admirable entre clasicismo y vanguardia, tradición y modernidad; no en vano es el máximo representante del creacionismo literario con su poemario Manual de espumas, y alcanzó las más altas y herméticas cimas del gongorismo con su poema de 1927 Fábula de Equis y Zeda. Le debemos, además, audaz edición en 1932 de la importantísima antología de poesía española contemporánea que permitió al público conocer las más recientes obras de los poetas españoles.
Es éste, el de Gerardo Diego, un aniversario que ha pasado muy desapercibido en el mundo literario, volcado este año 2016 en las celebraciones en torno a los centenarios de Cervantes y Shakespeare. En la parroquia de Darro, según cuenta el propio párroco "le estamos dedicando el triduo de preparación a las fiestas patronales, en el que reflexionaremos, de la mano de algunos poemas del maestro santanderino, sobre temas tan centrales en la vida cristiana como la fe o la Tradición de la Iglesia".
No obstante, prosigue el sacerdote, "si este triduo sirve, al menos, para que el pueblo cristiano pueda conocer mejor o acercarse a la obra de Gerardo Diego, me daré sobradamente por satisfecho. Valga mi soneto a San Tiburcio como humilde homenaje al, así llamado, católico poeta Gerardo Diego".
Pablo Rodríguez Cantos,
párroco de Darro
Algunas referencias y ediciones:
* Diego, G., Manual de espumas. Versos humanos, Cátedra, Madrid 1996. Edición de ambas obras y estudio preliminar a cargo de Milagros Arizmendi.
* Diego, G., Poemas musicales (antología), Cátedra, Madrid 2012. Edición, notas y selección al cuidado de Antonio Gallego. Antología de poemas relacionados con la música precedida de un amplio y excelente estudio en el que el profesor Gallego traza una biografía del poeta desde el punto de vista de su afición y amor por la música.
* Diego, G., Obra completa (2 vol.), Aguilar, Madrid 1989. La primera edición de la obra completa.
* Diego, G., Obra completa (7 vol.), Alfaguara, Madrid 2000.
* Diego, G., El Viacrucis de Gerardo Diego (ed. Herminio Otero), PPC, Madrid 2016. Edición pastoral ilustrada del Viacrucis de Gerardo Diego.
* Rubio Martín, T., La obra religiosa de Gerardo Diego (tesis doctoral), Universidad Politécnica Salesiana, Quito 2014. Disponible en:
http://dspace.ups.edu.ec/bitstream/123456789/6793/1/La%20Obra%20religiosa%20de%20Gerardo%20Diego.pdf (enlace verificado el 26/09/2016).
Pablo Rodríguez Cantos
3 Comentarios:
Pero y el Santo Cristo!!! Dónde está? Él triduo es a Él o a Gerardo Diego?
Hola, Las Moreras. Intento dar una explicación a tu duda.
La fe católica, cuyo centro es siempre Jesucristo, intenta acercarnos a Él no directamente, sino valiéndose de testigos; personas que lo han conocido vivo y resucitado y han configurado su existencia según su Palabra. La primera y más cualificada de esta gran muchedumbre de testigos es, sin duda, la Virgen María, a quien en Darro amamos bajo la advocación de "Virgen del Amparo", patrona del pueblo. San Tiburcio, tribuno militar romano convertido al cristianismo y mártir de nuestra fe también es un testigo singular para nosotros, debidamente reconocido y proclamado como tal por la Iglesia. También hay otros testigos: creyentes con produndas experiencias de fe, como el poeta D. Gerardo, con cuyos versos trataré de anunciar a los feligreses de Darro durante el triduo la buena noticia del Evangelio. Versos como los que siguen, acerca de la Tradición de la Iglesia, me ayudarán sin duda:
Esta sangre rumorosa
que me dibuja las venas,
esta sangre que me salva
del no ser entre la niebla,
esta sangre, río arriba,
saltanto setenta presas
vuelve atrás, como una roja
rememoración sedienta,
y escala madres de madres
y trepa abuelas de abuelas
hasta llegar a los tiempos
que vieron la fuente fresca,
cuando el limbo su vejiga
rompió y las negras cavernas
se estremecieron y el cielo
se estrenó de alondras nuevas...
(Gerardo Diego, La firmeza de la piedra [Versos divinos])
Gracias al párroco por la aclaración