En esta antigua casa, vive un padre, vive una historia que se refleja con el paso de los días, de las horas, meses, años.. Cada vez te haces más grande y más importante para mí y tus hijos. Dentro de ti hay vida Padre, vive una leyenda que el mundo no es capaz de sostener. Una leyenda que has creado y que tan bella es.
Porque los jueves son también tuyos, porque con tu seriedad y respeto haces que nuestra semana santa sea única. Acompañado de tus hijos, esos penitentes que iluminan el camino de un padre abatido. Mantillas que honran a tu madre con la pena y, rosario en mano pidiendo por todos. Horquilleros impecables te dan aliento y te llevan en su hombro a lo más alto de tu tierra.
Once en punto. Padre llegó tu hora, sal a tu Baza amada, acoge a tu gente en lo más profundo de tu corazón herido. Te está esperando tu madre asomada al balcón donde has sido crucificado, te espera con la esperanza de ver a su hijo, clavel blanco en mano, anclada con el alma de una madre.
Padre es tu turno, es tu madrugada, solo queda el silencio de la noche que al recibir el último aliento de tus últimas siete palabras en plena expiración, se cumplió tu voluntad. Padre en ti dejo mi alma. Cristo mío de los Méndez, tu alma se quedó en Baza, junto con tu cuerpo abatido, clavado en ese madero. Tus puños se aferran a los clavos que te mataron al igual que yo me aferro a tu madero.
Padre mío ahí tienes tu noche, haz que Baza muera a tus plantas.
Padre es tu turno, es tu madrugada, solo queda el silencio de la noche que al recibir el último aliento de tus últimas siete palabras en plena expiración, se cumplió tu voluntad. Padre en ti dejo mi alma. Cristo mío de los Méndez, tu alma se quedó en Baza, junto con tu cuerpo abatido, clavado en ese madero. Tus puños se aferran a los clavos que te mataron al igual que yo me aferro a tu madero.
Padre mío ahí tienes tu noche, haz que Baza muera a tus plantas.
0 Comentarios: