En el San Juan comenzó todo. Ese barrio tan precioso, cargado de vida, historia, devoción… pero sobre todo hay algo por lo que hoy estoy aquí. Una puerta verde se encuentra en la Calle Mesto, detrás de ella hay algo imprescindible en la vida de cualquier ser humano. Hay Paz y hay Esperanza, paz que pedimos en nuestra amada Tierra, y ese ancla de esperanza la cual no queremos perder nunca.
365 días del año están allí para recibirnos y ellos nunca nos van a soltar la mano. Aquel Domingo de Ramos de 2010 en el que Baza ya no era Baza, aquel día a las cuatro de la tarde Baza se convirtió en Jerusalén y este pueblo salió a las calles a recibir a su Rey montado en una noble borriquita, a traernos Paz, que ya jamás nos va a dejar de dar.
Tan solo cuatro días después sale tu madre, rota de dolor, por sus mejillas corren cuatro mares cargados de esperanza. Esperanza por tu hijo que va clavado en el madero. Madre no sufras, madre no temas, que a tu lado tienes a San Juan que siempre ha estado y estará dándote el consuelo en todo este calvario. Madre, ancla en nuestras almas tu esperanza, no nos hagas perderla nunca, porque cada vez que sales el sol se ve humillado. Madre cuídanos y protege a tu pueblo. Id a ese portón que en él está nuestra esperanza y nuestra paz. Cuatro semanas nos quedan para volver a hacer de nuestra Baza, ese pueblo de Jerusalén.
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