Fue cortado a una niña de 11 años, y ya adulta y con 38 años la promesa se hizo realidad
Ser tu pelo, Nazareno, ha sido el orgullo y el honor más grande que podía tener como cristiana y cofrade nazarena. Llegué a pensar que, tras 27 años mi pelo cortado, no lo vería nunca bajo tu corona de espino, cubrir tus hombros y que el viento lo llevase hacia tu rostro…. Por eso ha sido un regalo de la vida poder verlo cumplido el Jueves Santo de 2018 y también ver cumplida una promesa de tantos años atrás.
Los que me conocen saben bien mi gran vínculo a la Cofradía del Nazareno. Y si aprendí a ser cofrade y a vivir la hermandad fue gracias a mi padre, con el que tuve la suerte de compartir momentos maravillosos que nunca podré olvidar y a dar lo mejor de mí siempre en todo lo que hice por mis sagrados Titulares.
Pero si he aprendido a vivir con más fuerza mi fe y mi amor a Jesús Nazareno y su santa Madre ha sido sin duda gracias a mi madre. Ella siempre ha tenido presente a su Nazareno en todo momento en nuestra vida, y en un segundo plano la he visto acercar a la iglesia y al nazareno a muchísimas personas que no conocían el amor de Dios o se sentían pérdidas o necesitaban de ese aliento que solo nos da nuestra fe.
Y momentos necesitados de aliento y fe, en mi familia, ha habido unos cuantos….
Por eso la promesa de mi pelo viene de hace muchos años….
Durante mucho tiempo mi madre estuvo cuidando mi pelo y dejándolo crecer hasta conseguir la medida adecuada para poder ofrecerlo y ser el cabello de nuestro Padre Nazareno. Y a mis 11 años mi trenza fue cuidadosamente cortada por Manolín, el peluquero que se ha encargado siempre de peinar y limpiar la peluca del Nazareno. Nunca olvidaré aquel día..
Pero por diversas circunstancias, en aquel momento, en aquel año, no se pudo llevar a cabo la realización de la peluca...
Una promesa….
Una ofrenda….
“Nazareno, Padre Bueno. Te pedimos por todos tus hijos que sufren por el padecimiento de la enfermedad. Dales tu fuerza y tu amor. No les suelte la mano en el camino. Tu eres Luz, Tu eres Milagro.”
Y pasados 27 años, perfectamente conservada y guardada con tanto cariño, un día decidí donar mi trenza de 60cm, a una asociación para ayudar a personas con cáncer y que sirviese para hacerles más llevadero el trance de la enfermedad .
Cuando se lo dije a mi madre, entre lágrimas me recordó que ese pelo tenía una misión, era una promesa y debíamos cumplirla.
¡Y ahí comenzó un proceso increíble. Una experiencia llena de aprendizaje, amor, fe y alegría!
El elevado coste económico que suponía llevar a cabo la peluca ha sido sufragado gracias a muchas donaciones. Donaciones de personas que compartían nuestra promesa; de todas aquellas personas que en su día mi madre les ayudo a encontrar la fe y conocer a nuestro Nazareno; de personas que, sin ser cofrades, veneran la sagrada imagen ; y sobre todo de muchos cofrades nazarenos y amigos que han compartido nuestra vida y a mi familia desde esos más de 27 años…
Pero, aunque el pelo sea mío, humildemente quiero dedicar este homenaje a mi madre que ha llevado a su Nazareno por delante siempre y con tanta devoción, y por supuesto a TODOS los que habéis colaborado en hacer posible esta ofrenda (vosotros sabéis quienes sois…y cuando miréis el pelo de nuestro Nazareno sabed que estáis también con El)
Que nuestro Padre Jesús Nazareno os proteja siempre y nuestra Madre de la Victoria guíe vuestra vida.
Gracias infinitas
Mª Ángeles Martínez Castellano
0 Comentarios: