La tarde del miércoles 30 de diciembre de 1489 la ciudad de Guadix inauguraba una etapa en su historia como parte de Castilla. Con este hecho culminaba una campaña de guerra psicológica en la que las otras dos poblaciones bajo el control de El Zagal (Baza y Almería) también pasaron a manos de las tropas cristianas.
Frente a las murallas de la ciudad, los Reyes Católicos instalaron la tienda real donde recibieron del Zagal las llaves de la Alcazaba, “todas las fuerças, é torres é puertas de la cibdad de Guadix”.
Por las capitulaciones de Écija de 11 de febrero de 1490, la población guadijeña mantendría sus haciendas y conservaría sus leyes, caballos y armas (excepto las de pólvora). Los nacidos de cristianas no serían convertidos antes de los doce años, y ellos escogerían su religión. Sin embargo, la sublevación mudéjar de 1490 acabaría drásticamente con esta concordia.
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