Como manda la tradición, el cortejo de nazarenos de la Cofradía del Silencio partía desde la Iglesia de los Dolores hasta la Iglesia Mayor para comenzar a las doce de la noche la procesión del silencio en una noche desapacible. La Junta Directiva ya indicaba que se haría el recorrido corto ante el temor de la lluvia, lo que no se podía imaginar era el fuerte viento que haría acto de presencia durante la Estación de Penitencia.
Y así fue, a la altura de la Comisaría de Policía en la calle Alhóndiga, se tomaba la decisión de dar media vuelta pues el viento hacía prácticamente imposible el transcurrir de los penitentes y también se temía que la imagen y el manto se dallarán.
Por tal motivo, y tras cuarenta minutos en la calle, la Virgen de los Dolores hacía Estación Pública de Penitencia en la Plaza Mayor para regresar a su templo.
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