Durante estos días, se está viviendo en Baza jornadas de climatología al más muro estilo del invierno bastetano, con algunas rachas de viento, frío ambiental, lluvia con rachas de agua cristalizada… y sin que se echen en falta alguna que otra helada en más de una madrugada. Esas heladas que, en base a la peculiar dilatación anómala del agua, hacen que el agua incrustada sea el mejor detonante con el que remover las estructuras más sólidas y hacer añicos materiales de por sí consistentes.
En esa situación pudimos contemplar, el pasado 11 de enero, que se habían producido nuevos desprendimientos en la fachada de la Iglesia de los Dolores, aunque vimos también como alguien debió colocar los trozos, que se habían desprendido, justo detrás del cartel en el que se comentan las características de esa fachada.
Es increíble ver como estamos asistiendo a una notable destrucción de uno de los pórticos más bonitos de nuestra ciudad, que se está cayendo a trozos, literalmente; que aumenta sus zonas de esprendimientos, que las rendijas y grietas siguen en aumento… y sin que nadie haga nada. Pasar la mano por muchas zonas significa desprender la estructura como si de polvo se tratara. Ver que en las columnas salomónicas hay ya trozos que se han perdido o apreciar que esos mismos trozos faltan en otras zonas del pórtico, es algo que está a la vista de cualquiera, pero esta es la situación.
Móvil en mano hicimos unas cuantas fotos, que son las que mostramos junto a estas palabras, pero para quien quiera ver la magnitud del problema, mejor acercarse y comprobarlo sobre el terreno. Uno no es técnico y, por tanto, tampoco es capaz de valorar el problema en su integridad y dimensionarlo, pero que se caen los trozos y que se está destruyendo a marchas demasiado aceleradas, a la vista de cualquiera está. Confiemos en que no sea por mucho tiempo, porque entonces habrá que lamentarlo.
Ricardo Cañabate
www.webdebaza.com
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