
Las tumbas ofrecen frontales de adobe con las lápidas de los difuntos en lugar de cruces. Mientras que los nichos se agrupan en el interior de varias cuevas, a modo de panteones familiares.
A partir de la década de 1950, la construcción del nuevo camposanto desplazó al antiguo, hasta el punto de que ha llegado hasta hoy completamente abandonado. El transcurso del tiempo y el descuido ha acelerado su deterioro, perdiéndose la ubicación exacta de los enterramientos y mostrando algunos el contenido de su interior.
Las singularidades constructivas y antropológicas de este entorno han llevado a la recuperación de la primitiva capilla y de la sala de tanatopraxia como parte del proyectado Centro de Interpretación del Trogloditismo y la Cultura Funeraria.
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