"El éxtasis llegaba en unos Caños Dorados que presentaban la acostumbrada imagen que no daba cabida a nadie más. Allí, como en otros lugares a lo largo de la carrera, sorprendió a la inmensa marea entre la que se movía, asomando en la terraza del antiguo Hotel Mariquita, saltando la valla para dar la espalda a una multitud de la que su confianza ciega hizo que ni la mirara, para dejarse caer a plomo, seguro que los cascamorreros bastetanos, como en todo el trayecto, estaban allí para recogerlo, cuidarlo y mimarlo… una vez más.
Temerario o valiente, atrevido o entregado, el caso es que ese gesto vino a sumarse a esa historia que se estaba escribiendo"
Texto: Ricardo Cañabate
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