Como manda la tradición, la torre del campanario ondeaba la bandera blanca y una enorme colgadura que decía: "Dios ha bendecido a esta parroquia con un nuevo sacerdote". La devoción que Antonio profesa a la Virgen de la Cabeza estuvo muy presente en el altar que realizaron en la misma entrada del templo parroquial con una fotografía de la patrona enmarcada en un alfombra hecha en serrín con motivos eucarísticos.
Como era de esperar, la iglesia se llenó de feligreses, familiares y amigos tanto de Zújar como de Almería, pues Antonio se ha formado en el Seminario almeriense y ejercerá su sacerdocio en pueblos de esta diócesis vecina.
Sin duda fue una ceremonia muy emotiva sobre todo cuando sus propios paisanos le dieron la enhorabuena besando sus manos recién consagradas.
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